TABA.

¡Somos intensos! Sí, muy intensos, como los colores que vemos en las rutas. Intensos como la exigencia que nos da el ciclismo, como los paisajes que acompañan las rodadas y como la satisfacción de sentirnos libres sobre una bicicleta.

Llegamos a darle una vuelta a este deporte.

Una vuelta que nos devuelve al origen, a esa esencia llena de color que nos permite vibrar con cada emoción.

Nos negamos a ser planos y a ser iguales. Preferimos lo auténtico y memorable, Porque como las mejores vueltas: lo emocionante es eso que acelera el pecho y no lo que lo calma por ser monótono.

Retarse es darle color a la vida.

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