La luna y el mar se unen todas las noches en un paisaje sublime, en una rutina misteriosa.

Como un lirio o un jazmín florecidos en cada primavera.

Como un encantamiento que se repite. Ese momento, eterno en la profundidad del tiempo, es lo que nos inspira, no a hacer joyas, sino a hacer de lo cotidiano, un momento sublime.

LUNAMAR.

No son joyas, son cachitos de luna, secretos del mar.

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