OSHI SKINCARE.

Dicen por ahí que, si ves una estrella fugaz, cierres los ojos y pidas un deseo. Es una coincidencia tan perfecta, que merece ser capturada con el alma.

De allí nace nuestro valor por los instantes, que, aunque pueden durar segundos, perduran para siempre. De allí nace nuestro valor por el tiempo, porque en lo poco o mucho que habitemos el universo, cada minuto vale oro. La clave es saber encontrar la magia.

Tan valioso como mirar al cielo y pedir un deseo.

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